Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu fiel dentro de mí.
Salmos 51:10
¿Quieres un Corazón Limpio?
El rey David tomó grandes decisiones, pero también otras terribles. Tuvo una aventura con una mujer llamada Betsabé, por ejemplo, e intentó ocultar el secreto organizando el asesinato de su marido.
Para ser considerado «un hombre conforme al corazón de Dios», David metió la pata hasta el fondo. Y sin embargo, sabemos por las Escrituras que David confesó su pecado contra el Señor (2 Samuel 12:13) y podemos leer cómo oró pidiendo misericordia en el Salmo 51:
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu fiel dentro de mí.
Salmos 51:10
Si alguna vez has cometido un error, estás en buena compañía. Pablo, el autor detrás de gran parte del Nuevo Testamento, escribe en Romanos 3:23: «sdfaksd». Pablo tampoco fue siempre un hombre conforme al corazón de Dios; de hecho, al principio de su vida, mató a personas que seguían a Jesús.
Dios no abandonó a Pablo. No excluyó a David. Y tampoco te abandonará a ti. Dios no nos abandona a nosotros mismos o a nuestro pasado, ni nos da lo que merecemos plenamente. En lugar de eso, vino como hombre y ocupó nuestro lugar. Jesús se convirtió en el sacrificio perfecto y definitivo por nuestros pecados. De una vez por todas. Incluso puede utilizarnos, ¡a pesar de lo que hayamos hecho!
Si anhelas una segunda oportunidad o ansías una relación con el único Dios verdadero, pero no sabes por dónde empezar, prueba a tomar prestadas algunas de las palabras de David. Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, y renueva un espíritu recto dentro de mí.
Cuando buscamos a Dios, nos damos cuenta de que Él ya nos está buscando.
Dios es fiel. Él es quien dice ser y hará lo que dice que hará. Él es tu Salvador misericordioso que perdona tus pecados y no sólo limpia tu corazón, sino que también te convierte en una nueva criatura.
Oración
Dios, perdóname cuando peco y me equivoco por completo. Crea en mí un corazón y una mente puros. Quiero correr hacia Tus brazos abiertos en lugar de correr hacia el pecado. Gracias por ser siempre fiel y perdonarme. Tú sigues siendo perfecto cuando yo estoy lejos de serlo. Ayúdame a buscarte cada día. En el nombre de Jesús, amén.