Devocional Diario #16

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»Les digo la verdad, todos los que escuchan mi mensaje y creen en Dios, quien me envió, tienen vida eterna. Nunca serán condenados por sus pecados, pues ya han pasado de la muerte a la vida.

Juan 5:24

Un Regalo Digno de Recibir

Después de que Jesús curara a un hombre que llevaba casi cuatro décadas paralítico, los judíos religiosos se enfadaron con él. Esto puede parecer extraño, porque curar es algo bueno, pero Jesús realizó este milagro en sábado, el día de descanso. En el Antiguo Testamento, Dios dio a los creyentes una larga lista de reglas a seguir para estar bien con Él, y estas reglas incluían honrar el sábado.

Pero en el Nuevo Testamento, Jesús fue enviado para cambiar nuestra relación con el Padre. Al sacrificarse en la cruz, nos dio acceso a una relación con Dios, por lo que esa larga lista de reglas ya no era necesaria. A lo largo de su vida, Jesús muestra a la gente la naturaleza de esta nueva relación. Pero como no coincidía con lo que creía el sistema religioso, se enfadaron con él.

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En Juan 5, Jesús justifica estos cambios revelando su verdadera autoridad. Al llamar a Dios Padre, dijo que era igual a Dios. Esto enfureció a los judíos religiosos, pero nos da una visión más profunda de la relación entre el Padre y el Hijo.

Jesús nos dice que el Padre y el Hijo están unidos en el amor. El Hijo no «trabaja» para el Padre, sino que trabajan juntos, y la obra que Jesús realiza refleja perfectamente la voluntad de su Padre.

Esta relación revela que Jesús tiene autoridad para darnos la vida eterna con él.

»Les digo la verdad, todos los que escuchan mi mensaje y creen en Dios, quien me envió, tienen vida eterna. Nunca serán condenados por sus pecados, pues ya han pasado de la muerte a la vida.

Juan 5:24

Cuando escuchamos la Palabra de Dios y creemos en Jesús, tenemos acceso a una relación con Él que durará para siempre. A diferencia de los judíos del Antiguo Testamento antes de este nuevo pacto, no tenemos que seguir leyes estrictas a la perfección para obtener la salvación.

Todo lo que tenemos que hacer es aceptar el regalo que Jesús nos ha dado a través de su autoridad.

Oración

Dios, estoy tan agradecido por las buenas nuevas de Jesús y por mi relación eterna contigo. Ayúdame cada día a compartir tu Palabra con los que me rodean para que puedan experimentar tu amor. Ayúdame a vivir una vida que te honre e inspire a otros a amarte. En el nombre de Jesús, amén.

Reflejar

¿Qué harás con el don de la vida eterna?

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